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Crisis política sube su intensidad hacia el 10-E

 

El Presidente será juramentado ante el Tribunal Supremo de Justicia. Gobierno prepara movilización masiva  para demostrar que tiene “pueblo”, mientras la oposición se refugia en el respaldo internacional.

Por Yesibeth Rincón

El país y el mundo tienen su mirada puesta en Venezuela, cuyo presidente, Nicolás Maduro, asumirá un segundo mandato el próximo 10 de enero, tal como lo señala la Constitución en su artículo 231. Lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y al día siguiente acudirá a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para ser reconocido.

Para el chavismo, el presidente fue reelecto el pasado 20 de mayo de 2018 en unas elecciones adelantadas por la Asamblea Nacional Constituyente, instancia que las convocó alegando que buscaba la paz.  En los comicios Maduro obtuvo el 67,84% (6.248.864 votos), frente a 1.927.958 votos que logró su oponente, el candidato Henri Falcón.

Para la oposición, el  20-M fue el resultado de una elección convocada “ilegalmente” por una instancia “írrita” como la ANC, una elección fraudulenta donde hubo ventajismo electoral, desconocida por la mayoría de los países del continente, y en la que solo participó el 46,07% del padrón electoral, en un país presidencialista donde cerca del 80% acude tradicionalmente a elegir a la primera autoridad del país.

Ambos sectores están expectantes y desde ya el oficialismo convocó a una movilización esta semana en apoyo al Presidente.

Por su parte, la nueva directiva de la AN, en manos del diputado Juan Guaidó, aseguró que no reconocerá a Maduro el 10-E.

El pasado sábado, Guaidó, durante su juramentación ante el Parlamento, aseguró que “la Presidencia no se encuentra vacante, se encuentra siendo usurpada (…), estamos en dictadura. Vamos a generar las condiciones para un gobierno de transición con el respaldo del pueblo, la comunidad internacional, la Fanb”.

Por el otro lado, los venezolanos que no militan ni simpatizan con partidos políticos, unos no están pendientes del 10-E; otros sienten curiosidad pero no confían en la dirigencia opositora que los ha decepcionado más de una vez.

Así lo explicó el sociólogo Leoncio Pinto, profesor jubilado de LUZ, quien agrupa al país en dos grupos de venezolanos, uno que está dedicado a resolver cómo subsiste e ignora o desconoce el significado que pueda tener el 10 de enero en la estabilidad política del país y del Gobierno; y otro sector que tienen curiosidad por qué va a ocurrir, “pero esa gente después de ver el quiebre de expectativas, con promesas, con fechas, y con actos políticos por parte de la oposición, ven con desconfianza que pueda ocurrir algo”.

“Hay sectores radicales y también democráticos que creen en la idea de que pudiera producirse un quiebre, que no significa la salida de Maduro, sino que como la abstención en las elecciones pasadas fue muy elevada es evidente que hay un desplazamiento en el apoyo al Gobierno”, destacó.

En las elecciones municipales del pasado 9 de diciembre apenas el 27% de los electores acudió a votar, pero las cifras de votación contrastan con las demostraciones de apoyo en la calle del oficialismo.

Ahora, el oficialismo se prepara para concentrarse en Caracas junto al Mandatario nacional, así lo dijo el primer vicepresidente del Psuv, Diosdado Cabello, quien mencionó que el 10-E el oficialismo tomará las calles de Caracas “pacíficamente” para respaldar al jefe de Estado. El propósito de la movilización, a su juicio, es “mantener la paz”.

Del otro lado de la acera está la oposición, fragmentada, desunida, sin poder de convocatoria y sin un líder que pueda fungir de vocero. Ni Henri Falcón pudo capitalizar el apoyo ante la baja votación que obtuvo el 20 de mayo, ni el Frente Amplio Venezuela Libre caló entre la población que adversa al Gobierno.
Solo la Asamblea Nacional,  en los últimos días, ha buscado reagruparse para tomar medidas de cara al 10, pero las opiniones están divididas entre las distintas fracciones. Sin contar que para un sector sus actuaciones no tienen validez por estar en desacato judicial, y que ante la opinión pública en general goza de apenas un 21% de aceptación, según un sondeo reciente de la encuestadora Datanálisis.

Por lo que ahora la dirigencia opositora  apela al respaldo internacional para resolver una crisis política con la que a lo interno no pudieron.

“En ausencia de una unidad estratégica, en ausencia de un discurso, de un proyecto alternativo, la agenda política la sigue construyendo el Gobierno y la oposición solo actúa reactivamente. Les queda que los países puedan retirar los embajadores, arrecien ideológicamente al Gobierno, pero el problema está en que la opinión internacional no derriba gobiernos, porque si no hay una fuerza interna que pueda presentarse como alternativa de gobierno, por mucha presión que se haga no creo probable que se produzca una invasión. Van a intentar apretar más económicamente, pero, ¿quién cobra internamente?”, se preguntó el también politólogo, Pinto.

Para el historiador Luis Britto García, grupos de países como el Grupo de Lima, están apuntando “donde no es”. “El día que esos países escojan al Presidente de Venezuela debemos preocuparnos, pero así como nosotros no podemos elegir al presidente de ellos, ellos no pueden elegir al nuestro. Yo no sé qué países han incurrido en ese dislate, pueden decir lo que sea, el Presidente es designado por el pueblo venezolano”, respondió Britto.

La mayoría de los países del continente desconocen el resultado de las elecciones de mayo que faculta  a Maduro para un segundo mandato presidencial.

A la fecha, 13 países latinoamericanos, en su mayoría reunidos en el Grupo de Lima, aseguran que no reconocerán al presidente Nicolás Maduro para el período 2019-2025.

En la misma sintonía se encuentra Estados Unidos, la Unión Europea y la propia Organización de Estados Americanos (OEA). Del otro lado se encuentran países aliados como China, Rusia y Turquía que si han ofrecido su respaldo al Gobierno actual e, incluso, han dado apoyo financiero al país petrolero.

El 10-E se acerca y la legitimidad de Maduro volverá a estar a prueba. Venezuela nuevamente estará en la mira de la comunidad internacional y atenta a cómo se desarrolle la juramentación del Presidente ante el TSJ y la ANC.

 

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