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Alexander Dugin: Geopolítica (II)

 

Publicamos la segunda traducción de las conferencias magistrales del profesor Alexander Dugin en Shanghai. Esta vez abordando los temas de la geopolítica y el eurasianismo. Traducción por Juan Gabriel Caro Rivera.

 

Segunda Conferencia dictada en la Universidad Fundan, Shanghái, China, diciembre del 2018

La geopolítica es una rama del análisis estratégico. Existen algunos vínculos entre las teorías de las Relaciones Internacionales y las teorías geopolíticas, pero la geopolítica es un campo absolutamente original e independiente del pensamiento estratégico y de análisis. En esta conferencia vamos a centrarnos en los paradigmas, conceptos, escuelas y principales debates de la geopolítica.

La geopolítica puede ser definida como una disciplina que estudia las relaciones e interacciones entre los Espacios (Territorios), Estados, Civilizaciones, Pueblos y Economías. Este contexto es mucho más amplio que el de las Relaciones Internacionales, porque las teorías de las Relaciones Internacionales sólo estudian las relaciones entre los Estados. La geopolítica es mucho más amplia. Primero que todo, se centra en las relaciones entre el Estado y el espacio (territorio) – pero no exclusivamente, entre cultura a cultura y pueblo a pueblo, todo en el espacio. El espacio en la geopolítica juega el mismo papel que el tiempo en la historia. El análisis geopolítico está basado en la centralidad del espacio.

El espacio, en cualquier sentido, no es solo material, sino la sincronicidad. Es algo que sucede simultáneamente. Es una aproximación sincrónica, no diacrónica. Históricamente, la geopolítica nació de la geografía política y la “antropogeografía”. Es una especie de geografía política y humana. Ambos términos fueron introducidos en el siglo XIX por el profesor alemán Friedrich Ratzel (1844-1904).  La geografía política significa la relación entre el Estado y el territorio, o espacio. El mismo Ratzel usó en sus investigaciones el término antropogeografía, lo que significa geografía humana. El anthropos u hombre es lo más importante. En las Relaciones Internacionales  nadie habla acerca del hombre o de lo humano, sólo del Estado. En la geopolítica esto no es así. La geopolítica intenta involucrar muchos más niveles de análisis que las Relaciones Internacionales. Esa es la razón por la que existen problemas con esta disciplina, porque muchos eruditos piensan que es demasiado amplia e incluye demasiados niveles en un solo concepto, y no es una ciencia exacta.

La siguiente etapa en la geopolítica fue la idea del erudito sueco Rudolf Kjellen (1864-1922). Él propuso la idea de que el Estado es un organismo viviente. Esta era una aproximación vitalista del Estado. Si existen seres vivos que se mueven, entonces el Estado se mueve o posee cierta relación con la tierra. Esta es una concepción vitalista. Kjellen y Ratzel pertenecen a la misma escuela filosófica vitalista. Esta escuela considera la vida, incluyendo la vida política, como algo natural, no mecánico, sino orgánico.

Entonces, ¿qué es el espacio para la geopolítica? Es cualitativo, no cuantitativo. No es el espacio “físico” ni el espacio “científico”. La cualidad del espacio es algo así como el “espacio-vivo”. El concepto de espacio viviente o Lebensraum, fue introducido por Ratzel. Posteriormente, el término fue usado para referirse al espacio que necesita ocupar una población creciente para poder satisfacer sus necesidades. Pero era un uso práctico, pragmático, del término. Originalmente, Lebensraum significa, en el contexto de las ideas de Ratzel, el espacio que vive – “espacio viviente” en un sentido orgánico que es cualitativo. El espacio es una cualidad, donde la orientación importa. Se trata más del espacio aristotélico que del espacio de la física moderna. Es el espacio de la mecánica cuántica, con una orientación diferente. El espacio es diferente si vas al Norte, al Sur, al Este o al Oeste – no son conceptos relativos. Existe una clase de Sur absoluto o Norte absoluto, Oeste absoluto o Este absoluto. Este espacio es una especie de categoría que posee características propias. El espacio o el territorio es el destino. De este modo el espacio contiene una clase de significado histórico diferente. El espacio no es indiferente; es una categoría orgánica especial. El espacio también es más importante que el tiempo. En este sentido, esto hace la geopolítica una disciplina postmoderna, porque la modernidad estaba centrada en el tiempo, la historia, y como todo cambia en un proceso irreversible de tiempo y progreso.

La geopolítica afirma que la categoría más importante de la vida humana y las relaciones políticas es el tiempo. Si tú, tu país, tu cultura o tu pueblo viven en una clase de espacio, tendrán valores especiales, políticas especiales y organización política especial – si, por ejemplo, vives en una isla o en una línea costera, te verás obligado a tener un sistema político diferente, un grupo de valores culturales y demás.

El espacio, como fundamento de la estrategia, fue evaluado por el pragmatista y almirante norteamericano Alfred Thayer Mahan (1840-1914). El término “geopolítica” fue usado por primera vez por Rudolf Kjellen; la “geografía política” o la “antropogeografía” por Ratzel y la geoestrategia por Mahan. Estos son los padres fundadores o antecesores de la geopolítica.

Pero hablando con propiedad, la geopolítica como disciplina se formó mucho después, a comienzos del siglo XX. El contexto de nacimiento de la geopolítica fue la estrategia imperial británica. El verdadero fundador de la geopolítica fue el británico Sir Halford Mackinder, un imperialista inglés, partidario y promotor de reforzar el Imperio británico. Él sentó los principios básicos de la estrategia imperial británica, e intentó conceptualizarlos, basándose en la geografía política de Ratzel y la geoestrategia de Mahan y otros autores – algunos británicos y otros norteamericanos.

Este contexto es muy importante. La geopolítica como disciplina nació en el contexto del Imperio Británico al comienzo del siglo XX cuando el Imperio Británico florecía – no en su final o en su decadencia, sino en la cumbre del Imperio Británico, cuando los británicos dominaban el mundo a través de los océanos, y tenían colonias en la India, China – que era casi una colonia, no formalmente, pero bajo la influencia británica – Japón, Irán, el Medio oriente, Turquía y casi toda África. Donde las colonias alemanas eran muy pequeñas, los británicos y franceses poseían casi toda África. El Imperio Británico estaba vivo y florecía. El contexto de la geopolítica era el “Gran Juego”.

El “Gran Juego” era la idea de que el enemigo más importante del Imperio Británico, antes de la “época de la geopolítica”, era la Rusia Imperial, la cual ejercía una creciente influencia en Asia Central y amenazaba las colonia británicas en Medio Oriente y la India, intentando alcanzar el sur a través de Afganistán, y también considerando la expansión rusa en el Cáucaso Norte – debido a su creciente poder, Rusia fue considerado el principal enemigo del Imperio Británico. Este era el “Gran Juego”. Muchos aspectos de la geopolítica internacional global del siglo XIX y comienzos del siglo XX pueden ser explicados en términos del Gran Juego.

El contexto de nacimiento de la geopolítica es la estrategia imperial británica, incluyendo el Gran Juego. El Imperio Británico necesitaba controlar las rutas comerciales de los continentes, pero principalmente a través de los océanos y mares, ya que el poder del Imperio Británico estaba basado en el control de las rutas comerciales. Esa era casi la “ley” – el Imperio Británico controlaba las rutas comerciales en todo el mundo. Ese era el aspecto básico de la estrategia británica, el sistema de colonias, ya que los británicos controlaban y explotaban la mayoría de las colonias en África, Asia y demás. La idea era la conservación del Imperio Británico, la cual era una de las principales preocupaciones del imperialismo británico. La geopolítica nació como un reflejo teórico del imperialismo anglosajón. Es una aproximación imperialista puramente Occidental. Ese es su contexto. Es muy importante poner la ciencia y sus métodos en condiciones históricas concretas.

El verdadero fundador de la geopolítica, Sir Halford Mackinder, era tanto un geógrafo político como un fundador de la London School of Economic. El era uno de los pensadores principales del imperialismo británico. Intentando poner juntas todas las amenazas, principios, perspectivas y “lógica” del imperialismo británico, al igual que intentar preparar su futuro en una forma práctica, Mackinder llegó a una primera teoría que era una clase de síntesis de las aproximaciones previas de la geografía política. Él publicó en Inglaterra en 1904 un muy importante texto compuesto de pequeños artículos llamado El pivote geográfico en la historia. En este artículo, Mackinder sienta las verdaderas bases de la geopolítica. Podemos hablar de geografía política antes de Mackinder, pero hablamos de geopolítica en strictu sensu sólo después de Mackinder. Es la línea que divide la preparación y creación del método científico. Mackinder es una figura central, y esa es su principal característica ahora. Su actualidad es absoluta. No podemos ignorar a Mackinder. No existe la geopolítica sin Mackinder – como no hay otro Dios sino Allah en el Islam. Mackinder creo esta ciencia, sus métodos, basado en ideas, teorías y doctrinas previas, pero esta es precisamente la esencia de la geopolítica: Mackinder afirmaba que existía una oposición fundamental entre dos poderes globales – y eso es nada menos que la geopolítica.

Existe un pivote geográfico, identificado con el Heartland, el “pivote geográfico” o el “eje” de la historia. Toda la historia gira alrededor de este pivote, eje, este Heartland. La historia es un proceso, es dinámica, y aquí está el punto “sin movimiento”, el punto fijo, el pivote, alrededor del cual gira la rueda. Ese es el Poder de la Tierra.

Existe el Poder del Mar, el cual es la historia. Historia, o tiempo, es el Poder del Mar. La Eternidad o el punto sin movimiento es el Heartland o Poder de la Tierra. Ellos representan dos clases de civilizaciones. El Poder de la Tierra está basada sobre la constancia y la eternidad, como la Tierra es fijo, no se mueve, está fijo en el espacio. Está fijo en sí mismo, lo cual Mackinder entendió como el Poder de la Tierra. El Poder del Mar es algo que se mueve.

Este dualismo le sirvió a Mackinder para explicar el significado de la historia. Según Mackinder, la lucha o dualismo entre el Poder de la Tierra y el Poder del Mar es la clave para entender la historia. Podemos ver en esto una clase de explicación exacta o teorización del Gran Juego. Sin embargo también es una generalización de Mackinder, porque no explica únicamente el Gran Juego. El Gran Juego – el cual veía el Imperio Británico intentando controlar los mares y océanos en contra del Imperio Ruso – fue un momento concreto, histórico y estratégico. Pero Mackinder generalizó que el Gran Juego reflejaba algo más profundo, algo más universal, el principio básico alrededor del cual giraba la historia humana. Este es el principio básico de la geopolítica.

Cuando Mackinder intentó aplicar estas ideas a la historia, él descubrió que no sólo la confrontación del último siglo entre los británicos y los rusos podía ser explicada por este mapa geopolítico, sino que vio el Poder del Mar en la historia, e identificó el Poder del Mar: en Atenas como un poder marítimo, costero; en Cartago, el enemigo de Roma durante las guerras púnicas; en Venecia como el poder del mar y la civilización comercial; en el imperio colonial holandés y finalmente en Gran Bretaña. Era una especie de continuidad geopolítica en la historia entre diferentes formas de Poder del Mar en la historia. Así que no se trata únicamente de una explicación del Gran Juego, sino de una ley. Todo Poder del Mar está basado en el comercio, en la oligarquía, en el desarrollo técnico, y en el control de los mares, no en la tierra – porque ningún Poder del Mar penetra mucho en un continente. Ellos controlan los continentes al controlar las costas. La costa es mucho más importante que la masa continental. Esa es la conclusión final, el control del espacio donde la vida humana “viene de afuera”, de los mares y océanos. El punto de vista del Océano, del Mar o el Agua es el principal elemento. Ese es el poder del Agua, donde es imposible trazar fronteras. No existe nada fijo en el Agua. El océano, el mar y los lagos son espacios en cambio continuo. No puedes domesticar los seres vivos del agua. Solo puedes pescarlos. No puedes alimentarte libremente en el agua. Necesitas de un barco – algo artificial. Esa es la diferencia entre el Agua y la Tierra. La Tierra es estable. Te sientes cómodo, a salvo y seguro sobre la tierra, y tú puedes domesticar animales. La tierra es una especie de ambiente natural, mientras el océano es artificial. Necesitas alguna clase de tecnología para estar allí, como un barco. Existe una especie de alienación del espacio, de ambiente, que es el centro del Poder del Mar. En los trabajos de Mackinder, el Poder del Mar adquiere una especie de dimensión metafísica o cultural. No se trata únicamente del Gran Juego y la estrategia imperial británica – es algo mucho más profundo. Todo esto fue expuesto sólo en pequeñas observaciones en estos artículos, pero se encontraba entre líneas.

El Poder de la Tierra es lo opuesto. Es Esparta luchando contra Atenas en las Guerras del Peloponeso. Es Roma contra Cartago en las Guerras Púnicas. Son Austria, Alemania y Rusia en contra del imperialismo Occidental – inglés y francés. Este análisis excede una situación concreta. Mackinder propone una clave para descifrar la lógica de la historia por así decirlo, toda la historia de la humanidad está basada en una especie de cosmología o mitología, una mitología política de dos principios opuestos que pelean el uno con el otro intentando ganar – algunas veces gana Esparta, algunas veces Atenas, algunas veces Roma, algunas veces Cartago, algunas veces Rusia, algunas veces Gran Bretaña. Existe un balance, una especie de guerra de los continentes sin fin.

En los trabajos de Mackinder el Poder del Mar significa el comercio, el liberalismo, la democracia, el progreso, la innovación técnica, la oligarquía, la ciencia, la aventura, el espíritu emprendedor y el capitalismo. Todos estos son los rasgos o características propios del capitalismo. El capitalismo nació en Gran Bretaña durante su experiencia colonial. El Poder del Mar está conectado al capitalismo, a la democracia. El Poder del Mar también posee una dimensión política e ideológica en Mackinder. Esa es la razón por la que el Poder del Mar es “bueno” para el capitalismo. Aquí surge una profecía autocumplida: el Poder del Mar es progreso, el Poder de la Tierra es retroceso o inmovilidad. El Poder de la Tierra representa la fuerza, el conservatismo, la jerarquía, el orden, el ascetismo moral, la aristocracia, la religión, la ética y la estabilidad. Si comparamos estos conceptos, no necesariamente se trata de socialismo. Es todo lo que no es liberalismo. Puede tratarse de un imperio tradicional, una sociedad premoderna o conservadora, puede ser también socialismo. Todo lo que no sea capitalismo y liberalismo puede ser Poder de la Tierra. Eso es la geopolítica.

La geopolítica del siglo XXI es igual. Es el mismo punto de vista del viejo Mackinder. Veremos a continuación los principales términos y conceptos de la geopolítica.

El Rimland es un concepto muy importante, porque es la zona costera. En la geopolítica el Rimland es la parte más interesante de la estructura espacial, porque existe espacio marítimo, el espacio terrestre y espacio del Rimland, lo cual es algo “entre” la tierra y el mar. La costa del Rimland puede ser controlada desde el mar, o desde la tierra. Quien controla el Rimland, controla todo.

Aquí podemos ver el famoso mapa de Mackinder, el cual fue publicado en la National Geographic en su artículo “El pivote geográfico en la historia”. Aquí veremos todos los mapas geopolíticos en uno solo. Es tan “clásico” y fundamental que hoy día cualquiera que estudia geopolítica y aplica el análisis geopolítico a las situaciones modernas aún usan este mapa, dibujado a principios del siglo XX. Este mapa fue dibujado hace más de cien años, y sigue siendo actual como una especie de mapa profético. Lo que vemos es el Poder del Mar en el así llamado Creciente Exterior e Insular. Este es el territorio controlado por el Imperio Británico y el mundo anglosajón. Allí está el área pivote, el mismo Heartland, el cual es la masa terrestre del Poder de la Tierra. Y ahí está el Creciente Interior o Marginal, es decir el Rimland o el área costera.

La historia mundial comenzó cuando tanto el Poder de la Tierra y el Poder del Mar adquirieron dimensión planetaria, y solo existe una explicación para que esto suceda a nivel planetario: el Poder del Mar esta guerra contra el Poder de la Tierra intentando controlar el Creciente Interior o Marginal. El objetivo de la lucha entre los dos poderes geopolíticos, de acuerdo con Mackinder, es el control del de esta zona, que puede ser dominada por uno o por el otro. El primero es el Poder del Mar, lo cual significa que la metrópolis, el centro del Imperio Británico, es el que domina todo el espacio. En la realidad, fue verdad que, a comienzos del siglo XX, todo el espacio era controlado por el Imperio Británico. Ellos necesitaron (y necesitan) controlar Europa, África del Norte, el Medio Oriente, Irán, India, al menos la parte costera de China, Japón y la parte del Lejano Oriente ruso. La idea era que el Creciente Interior o Rimland debería ser controlado por el Poder del Mar, y así conseguir la dominación global por el mundo anglosajón. La conceptualización del Imperio Británico llevó a Mackinder a esta conclusión y el dibujar este mapa fue el acto fundacional de la creación de la geopolítica.

Pero, ¿qué debería haber hecho el Poder de la Tierra en este campo? Mackinder reconoce con honestidad que debería haber luchado. El Poder de la Tierra, o el Heartland, intenta hacer lo opuesto: expandir su poder hacia Occidente, conquistar Europa Occidental, o toda Europa, imponer su influencia en el Cáucaso, el Medio Oriente y Turquía, intentan usar el territorio de la decadente Turquía, y el Heartland intentará destruir el control del Imperio Británico en Afganistán, Asia Central y la India, y al llegar a China, expulsar al Imperio Británico al igual que a Japón. Esta era una clase de Gran Juego, balanceada a nivel planetario – y esto es lo principal – con una especie de dimensión filosófica. La ley de Mackinder era: quien controle Europa del Este controlara el Heartland, quien controle el Heartland controlara el mundo. Para Mackinder era fundamental controlar el Heartland, o Poder de la Tierra. Europa del Este es solo parte de la verdad, porque es necesario que todo el Creciente Interior sea controlado por el Poder del Mar.

Pero concentrémonos en esta parte de la oración: “quien controle el Heartland, controlara el mundo”. Este es el punto más importante. Si el Heartland es controlado desde afuera, el mundo es dominado por el Poder del Mar. Eso significa a escala global el ideal democrático, el progreso, la modernidad y el capitalismo. Si el Heartland es dominado por sí mismo, por el Poder de la Tierra, sucede lo opuesto: la eternidad, la tradición, el orden, la jerarquía, el conservatismo.

A los ojos de Mackinder, el Heartland es un objeto. Este objeto comienza con Europa del Este, el Creciente Interior, la línea costera de Eurasia. Si el control de esta línea costera o zona es lo suficientemente fuerte, no existe posibilidad de una confrontación directa entre Eurasia, o el Heartland, contra el Poder del Mar. El Heartland se convierte en objeto. Pero si el Heartland comienza a ser sujeto, se reconoce así mismo como sujeto político, está despierto o comienza a despertarse, empieza a existir un problema para el dominio del Imperio Británico. Esta ha sido la principal ley geopolítica desde entonces. La lucha por Eurasia es una aplicación de este principio.

Un seguidor de Mackinder, Nicholas Spykman, desarrolló su teoría como una clase de versión extendida de Mackinder, con el énfasis puesto en el Rimland. Spykman dice: “quien controle el Rimland, controla el Heartland. Quien controla el Heartland, controla el mundo”. Mackinder se concentró en Europa del Este – después de todo él era un alto comisario de la Entente en Ucrania, intentando dividir y separar Ucrania del Imperio Ruso. La misma idea fue retomada por Brzezinski y puesta en práctica en el 2014 en el Maidán. Vivimos en el mundo de Mackinder y no podemos escapar de él.

Spykman argumentaba que era necesario darle más importancia al Rimland en general. Para dominar el mundo en su totalidad, debemos separar el Lejano Oriente de Rusia, ejercer un control completo sobre China desde el mar, controla el Medio Oriente, el Norte de África, India, Pakistán, Irán, Turquía y toda Europa, y las zonas menores de control del Heartland.

Este es el mapa en la mente de Estados Unidos. La estrategia norteamericana sigue esta línea. Estos mapas fueron dibujados a comienzos del siglo XX y este de aquí en el año de 1920. Siguen siendo vigentes hoy. Desde la perspectiva anglosajona, el Poder del Mar es el sujeto y el Poder de la Tierra es el Objeto. En el 2005 tuve una reunión con Zbigniew Brzezinski en Washington, y había un tablero de ajedrez en medio de nosotros. Le pregunté: “Mr. Brzezinski, ¿usted considera que un juego de ajedrez debe ser entre dos personas?” y el respondió: “No, es solo para uno”. Esa es la típica mentalidad Occidental, la visión anglosajona de la geopolítica. El ajedrez es un juego para uno, por ejemplo, existe un solo sujeto, y el otro no es un sujeto, sino un objeto cuyas manos deben ser movidas. Pero esa es la mentalidad básica de la visión anglosajona de la geopolítica. El principal objetivo de la visión anglosajona de la geopolítica es rodear el Heartland al controlar el Rimland, previniendo que el Heartland obtenga acceso a los mares cálidos y quebrándolo a través de un bloqueo naval. El principal objetivo es dominar el mundo al controlar Eurasia desde el mar.

La futura decadencia de Gran Bretaña y el ascenso de los Estados Unidos fue predicho ya a finales del siglo XIX por algunos imperialistas británicos como Sir Cecil Rhodes (1853-1902) y su grupo, La Mesa Redonda. El almirante Mahan, como ya he dicho, consideraba a los Estados Unidos como un Poder del Mar. Aún no era evidente que Estados Unidos era un Poder del Mar cuando Mackinder escribió su primer artículo. El consideraba que América del Norte era una clase de Poder de la Tierra – aislacionista, fuera de la política global, y que no estaba en competencia con Gran Bretaña, sino que era un espacio marginal y periférico. Pero Mahan consideraba que los Estados Unidos, basado en su creciente armada, era un Poder del Mar. Después de eso, Woodrow Wilson involucró a los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, iniciando un evento o proceso geopolítico muy importante: el cambio del centro del Poder del Mar de Gran Bretaña a los Estados Unidos de América. Esto tardó veinte años desde el final de la Primera Guerra Mundial al final de la Segunda Guerra Mundial. Durante este intervalo temporal, todas la colonias de Gran Bretaña fueron “entregadas” a los Estados Unidos. Hubo un cambio del centro de dominio global dentro del espacio anglosajón de Gran Bretaña a Estados Unidos. Ese fue un evento importante a nivel geopolítico.

Es muy simbólico que el último artículo de Mackinder fuera publicado por el periódico norteamericano Foreign Affairs, cuyo consejo editorial, el Consejo de Relaciones Exteriores, fue creado por la élite norteamericana poco después de la Primera Guerra Mundial para promover la visión wilsoniana de los Estados Unidos como un poder global que opera en defensa del capitalismo, la democracia y demás. Ese fue un cambio teórico, intelectual, del centro de toma de decisiones y de sujeto. Esta fue una clase de transición del Poder del Mar. Después de eso, Gran Bretaña pasó a ser el “antiguo poder”, el “superior”, “el viejo” que atiende su jardín ofreciendo consejos, pero no es el verdadero sujeto.

El verdadero sujeto ahora, desde la primera mitad del siglo XX, pasó de Gran Bretaña a los Estados Unidos. Todo lo que Mackinder dijo acerca de la estrategia de Gran Bretaña fue aplicado, punto por punto, palabra por palabra, de los Estados Unidos de América, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Antes de la fundación del Consejo de Relaciones Exteriores, los Estados Unidos no “pensaban en el mundo”; ellos no tenían relaciones extranjeras, y estaban absolutamente concentrados en asuntos internos antes de la Primera Guerra Mundial, antes Wilson y sus once puntos los cuales declararon a los Estados Unidos de América como un poder global y un defensor global del liberalismo, el capitalismo, la democracia – precisamente del Poder del Mar. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en el principal y único Poder del Mar par excellence. El resto se convirtieron en objetos o herramientas en manos de los norteamericanos.

La primera lectura atenta de las ideas de Mackinder la hicieron los alemanes – no los rusos, quienes estaban preocupados en otros problemas intelectuales y políticos. Los alemanes hicieron consciente la geopolítica y, en los primeros veinte a treinta años del siglo XX, comenzaron a leer a Mackinder y aceptaron la geopolítica.

El primero fue Karl Haushofer (1869-1946), un geógrafo político alemán y general que fue misionero extranjero en Japón en 1920. Regresó de Japón con una interesante palabra 地缘政治 chi sei gaku o geopolítica. El descubrió y acepto las ideas de Mackinder posteriormente, y reconoció Alemania, justo como afirmaba Mackinder, como parte del continente, como un Poder de la Tierra.

Además, Haushofer comenzó a desarrollar el concepto de cómo crear una geopolítica Continental, no como un objeto de los anglosajones, sino como un sujeto que luchará conscientemente, no únicamente como una herramienta, sino como un poder consciente. Sus ideas eran exactamente las opuestas a las de Hitler, ya que Haushofer decía que solo había dos posibilidades para Alemania. Primero, Alemania es parte del continente o el Poder de la Tierra; es un poder conservador, tradicional, jerárquico y demás, que no tiene colonias o “progreso”, sino que es una sociedad tradicional. Y si esto es así, de acuerdo con Haushofer, entonces Alemania debe alinearse en un eje, por lo cual Haushofer publicó el artículo “El eje Berlín-Moscú-Tokio”. Para ser un Poder de la Tierra en toda su capacidad, Alemania debe aliarse con Rusia – entonces, la Alemania Nazi debe aliarse con la Rusia comunista. Estas eran las leyes geopolíticas que iban en contra de las ideas de Hitler. Pero Haushofer decía que si quieres seguir las leyes de la geopolítica, puedes ponerte del lado del Poder del Mar, y en ese caso, Alemania debe firmar un tratado o hacer una alianza con los británicos o los norteamericanos. Pero no puedes luchar en dos frentes, o serás destruido – esas fueron las palabras proféticas de Haushofer. La geopolítica, por lo tanto, es una especie de profecía que siempre se cumple, ya sea ignorada o conocida. Haushofer aconsejo a Hitler que encontrara la forma de aliarse con Rusia, y así fue firmado el Pacto Ribbentrop-Molotov, o con Occidente, como lo intentaron los Países Occidentales y Alemania en Múnich al llegar a un acuerdo mutuo. Lo único que era imposible geopolíticamente era luchar en dos frentes – esto era una herejía política de acuerdo con Haushofer. Esta es la escuela alemana que enriqueció la geopolítica al crear nuevas doctrinas, nuevos textos, nuevos análisis intelectuales, basados en la aceptación de los análisis de Mackinder.

Pero un más profundo entendimiento de la geopolítica, del Poder del Mar y del Poder de la Tierra, fue dado por otro filósofo alemán, quien era mucho más serio y profundo que Karl Haushofer: Carl Schmitt (1888-1985). Schmitt fue el pensador político más grande del siglo XX. Es conocido en todos los países y universidades de Europa, excepto en Alemania, donde está prohibido. En Estados Unidos existe un gran interés por Schmitt, y su discípulo Leo Strauss es considerado el maestro de los neoconservadores. Existen muchos seguidores de Schmitt en la izquierda, una parte de la izquierda posmoderna europea y latinoamericana, comunistas, anarquistas, etc. Es el autor más leído en ciencia política, y estoy feliz de que es muy bien conocido en China. En Rusia también es muy popular.

En su libro Land und Meer, Carl Schmitt profundiza en la comprensión de que es la Tierra y el Mar. El usa los nombres bíblicos del Leviatán, la serpiente del mar, y el Behemoth, el Poder de la Tierra. La lucha entre el Poder del Mar y el Poder de la Tierra fue presentado por Schmitt como una lucha escatológica entre el Leviatán y el Behemoth, dos grandes  monstruos, que se corresponden con dos visiones distintas del mundo, o Weltanschauungen en alemán. Él claramente identificó el Poder del Mar y la modernidad, el capitalismo, el liberalismo, la democracia, el materialismo, la ciencia moderna – todo esto era una “clase” de resultado del Poder del Mar. Carl Schmitt le dio al concepto de Poder del Mar un grande, un nuevo significado, que ya estaba implícito en aquello que Mackinder ya tenía en mente, pero fue esta exposición brillante la que transformó la geopolítica en una aproximación filosófica y de filosofía política, no solo en un mapa estratégico.

Lo mismo fue expuesto por el autor conservador británico Gilbert Keith Chesterton (1874.1936) – un católico igual que Schmitt –, cuyas dos esposas eran serbias. Aquí también, la geopolítica adquiere una dimensión metafísica. La Gran Guerra de los Continentes fue concebida como una clase de batalla escatológica, bíblica del Fin de los Tiempos. No se trataba de quien controlaba el Heartland y el mundo, sino acerca del objetivo detrás de tal control. Carl Schmitt preguntaba cuál era el objetivo de tal control – no el poder en sí mismo, ni sólo en su sentido pragmático, ni como poder de acción, sino algo más profundo, como la batalla final por el Fin de los Tiempos, que en la concepción cristiana significa el Reino del Anticristo o el futuro Reino de Cristo. Aquí se agrega una actitud moral cristiana. Con ello, la geopolítica adquiere una dimensión escatológica. La escatología es la ciencia del Fin de los Tiempos, o lo que sucederá como resultado de la historia, el fin de la historia, en un sentido hegeliano, no en el de Fukuyama.

El resultado de la Segunda Guerra Mundial fue la negación total de los consejos de Haushofer a Hitler. No hay más Alemania, no hay más Hitler, ni Nacional Socialismo, por una guerra suicida que le costó a la humanidad millones de víctimas. Justo después de la Segunda Guerra Mundial, comenzó la Guerra Fría, donde de nuevo se ilustra perfectamente el mapa clásico de la geopolítica. Era entre el campo soviético, del cual China fue parte, el campo socialista, en contra del campo capitalista. Hubo un momento en que el campo soviético y comunista, en los países anticapitalistas adquirió la dimensión geopolítica del Behemoth. El comunismo era el Behemoth en cierto sentido. Era el Poder de la Tierra. Esa es la razón por la que el comunismo no triunfo en los países industriales, liberales, los cuales tenían una gran cantidad de proletarios, sino en los países campesinos, agrarios como Rusia o China – porque ellos eran Poderes de la Tierra, el comunismo triunfó en los Poderes de la Tierra, en el contexto de poderes anti-liberal, anti-occidental y enemigo del Poder del Mar. Esa es la explicación geopolítica de la Guerra Fría.

Sin embargo, el destino y el futuro de esta ciencia, la ciencia de la geopolítica, fue diferente. En los Estados Unidos, fue considerada como su estrategia principal, siempre usada. Jamás dejaron de usarla desde los tiempos de Mackinder y Spykman como una herramienta básica para entender el mundo y la política. No obstante, los esfuerzos alemanes de crear una geopolítica alternativa, con el Continente como sujeto, experimentaron una especie de satanización, debido a las relaciones de Haushofer con Hitler y los crímenes de los Nazis. La versión Continental de la geopolítica fue destruida como “pseudo-ciencia”, mientras la versión anglosajona de la geopolítica siguió siendo aceptada como la estrategia principal. Así que, después de la Primera Guerra Mundial, la geopolítica llegó a tener dos significados: 1) se convirtió en algo racional y positivo en los Estados Unidos y 2) algo imposible, Nazi y fascista fuera de los Estados Unidos e Inglaterra. Es el ejemplo de alguien que desea ganar siempre en el ajedrez – la mejor forma de hacerlo es no enseñarle a jugar al otro. Es el “juego de uno solo”, como Brzezinski lo explicó con honestidad.

La geopolítica fue satanizada en Europa, pero se convirtió en una herramienta de comprensión común para la élite de los Estados Unidos. Es por eso que Brzezinski, Kissinger, la Comisión Trilateral y el Consejo de Relaciones Exteriores piensan exactamente con el mismo mapa y conceptos, pero la geopolítica está prohibida para los otros. Es como si existieran dos geopolíticas: la “geopolítica” inglesa, que es una ciencia buena, correcta y racional, y la Geopolitik alemana que es una pseudociencia. Si miras el Poder del Mar desde el Poder de la Tierra, es una “pseudo-ciencia”. Si miras el Poder de la Tierra desde el punto de vista del Poder del Mar es una ciencia. Es una visión completamente parcial basada en un punto de vista.

Desafortunadamente en la Unión Soviética, debido también a la reputación de Haushofer, la geopolítica fue considerada una “ciencia burguesa”. También fue prohibida, así que también nosotros carecimos de la geopolítica Continental. Existe una geopolítica del Poder del Mar, mientras todos los demás carecen de ella. Se trata de una geopolítica reductiva que considera a la Tierra como un objeto. No le enseñamos a los perros o a los gatos el lenguaje humano porque los consideramos “ignorantes”. Los mismo pasa con la geopolítica. Mientras declaran que la geopolítica es exclusiva de las élites anglosajonas en el poder, tratan a los otros como enemigos a los que no se les debe enseñar esta “pseudo-ciencia”. Esta es la causa de que existan tantos debates sobre la geopolítica, porque es una ciencia prohibida para los Otros, mientras en el mundo anglosajón florece como una herramienta común y necesaria para la compresión anglosajona y norteamericana.

Después de la caída del comunismo, la sociedad soviética, rusa, perdió la comprensión de lo que estaba sucediendo. Todos se daban cuenta de que algo andaba mal, pero nadie sabía que era. Perdimos el camino. Ya no éramos comunistas, pero los capitalistas y liberales de izquierda se preguntaban porque la OTAN continuaba expandiéndose, no fuimos aceptados en su club, y continuamos siendo tratados como un enemigo después de la destrucción del Pacto de Varsovia y los países soviéticos. Nosotros liberamos Europa del Este, incluso algunas partes de la Unión Soviética, mientras la OTAN intentaba reclutarlos y continuaba extendiéndose. Antes, la Alianza Noratlántica era un Poder del Mar, luchando a nivel geopolítico con un Poder de la Tierra representado a nivel ideológico por los comunistas. Después de la caída de la Unión Soviética ya no había razón para pelear, pero la batalla continúo. Esto produjo una especie de estrés, un shock intelectual para nuestra élite política, nuestro ejército y nuestro servicio secreto, porque los liberales rusos intentaron convertirse en parte del mundo globalizado. No les interesaba la soberanía, la tradición o lo valores conservadores rusos, todo esto visto como negativo por ellos. Pero el verdadero estado, el Estado Profundo, reaccionó ante esto.

El colapso del sistema comunista desarmó a Moscú ideológicamente, ya que era incapaz de explicar o entender la política exterior. La política extranjera y la estrategia militar de la Unión Soviética estaba basada en la confrontación entre el campo socialista, el Este, contra el campo capitalista. La razón de esta confrontación había sido solamente ideológica. Fuera y sin la ideología, no debería haber conflicto, pero el conflicto continuó. Cuando esta visión ideológica se perdió, Rusia se desarmó unilateralmente y pretendió ser tan capitalista, democrática y liberal como Occidente. No existía razón ideológica para continuar la oposición. Pero Occidente continuó expandiendo la OTAN hacia el Este, devorando a Europa del Este y estrangulando a Rusia. Eso creo una disonancia cognitiva. Algo no encajaba. Existía una especie de esquizofrenia en el Estado y la sociedad. ¿Por qué seguían atacándonos, cuando ya no estábamos contra ellos? No fuimos derrotados, decidimos libremente parar la confrontación, más la confrontación continuó. ¿Por qué? ¿Cuál era la causa racional y lógica?

Fue en este momento, a comienzos de 1990, que la geopolítica fue descubierta en la Academia Militar de Generales y en todas partes. Esto fue hecho gracias a nosotros, pues no éramos comunistas; yo estaba interesado en otra filosofía, y descubrí los valores conservadores antes de la caída del comunismo, habiéndome distanciado de la ideología dominante. Muy pocas personas estaban preparadas para responder. Estaba en contacto a finales de 1980 con algunos círculos conservadores y tradicionalistas en Europa que estaban muy interesados en Carl Schmitt y la geopolítica. Y cuando cayó el comunismo, intentamos explicarles a nuestros generales, a nuestros militares, que era lo que sucedía desde un punto de vista geopolítico. Esa fue nuestra única razón: aportar una explicación racional de lo que había sucedido ahora, después de la caída de la Unión Soviética, fuera de la ideología comunista, explicar por qué había una confrontación, una oposición y una lucha ideológica más allá de la ideología. Los liberales en el gobierno y en la sociedad rechazaron esta explicación, ya que continuaban siguiendo las reglas Occidentales. La geopolítica estaba “prohibida” o era considerada una “pseudociencia” – Soros vino a Rusia para decirnos que la “geopolítica se equivocaba” – para Rusia y para China, pero no para ellos.

Poco a poco, tuvimos éxito en establecer la geopolítica como la principal aproximación estratégica para la Federación Rusa. Por medio del Estado Profundo, los círculos militares y los patriotas, tuvimos éxito en volver famosa la geopolítica, darla a conocer y ahora todas las universidades e instituciones en Rusia, al igual que las humanidades y las ciencias sociales, enseñan la geopolítica. Así fue como la geopolítica se convirtió en el principal campo teórico en Rusia.

En Shanghái, China, hace uno meses, en junio, me reuní con el Dr. Feng Shaolei (director del Centro de Estudios Rusos de la Universidad Normal de China del Este), en una conferencia de prensa con el Pr. Zhang Weiwei que fue organizada por guancha.cn, y el dijo que acababa de regresar del Club de Valdai en Rusia y se había reunido con Putin. Este profesor chino le preguntó a Putin: ¿Cuál es la base teórica con la que toma sus decisiones políticas?” Putin le respondió: “La geopolítica, no la ideología”.

Comenzamos en los años 1990, pero ha habido un giro paradigmático serio sólo con Putin. Ahora la geopolítica prevalece como la principal estrategia rusa. Así fue como la escuela geopolítica rusa se estableció. Como una continuación de las ideas de Haushofer, excepto por el rol del sujeto en el dualismo geopolítico, en el caso ruso tenemos muchos más fundamentos y más razones para esto: Alemania fue el Heartland europeo, nosotros somos el Heartland absoluto de acuerdo con Mackinder. Así nació el concepto de Eurasia.

Fue de este modo como se aceptó el título, rango o posición de un sujeto en el mapa geopolítico. Se aceptó la relevancia de la geopolítica clásica anglosajona y el dualismo básico de Mackinder. Con la afirmación del Heartland como sujeto, el Behemoth se volvió consciente en este momento. Se identificaron a los Estados Unidos y la OTAN como las principales fuerzas antagónicas, pero reconocidas como sujetos también – allí está la diferencia. En la geopolítica Eurasiana, reconocemos al Poder del Mar como sujeto. No existe un juego entre un único-sujeto/un único-objeto. Existen dos sujetos. Estamos en su contra, pero los reconocemos como un enemigo formal de acuerdo a la teoría de Carl Schmitt. Ellos se constituyen como pares para nosotros y nos ayudan a entendernos a nosotros mismos, como el par conceptual de Amigo y Enemigo de Carl Schmitt. Consideramos que tienen derecho a existir, pero no tienen derecho a gobernarnos ni al espacio que consideramos como naturalmente nuestro.

Toda la política de Putin se trata de esto: la restauración de la soberanía, la expulsión de nuestros enemigos de nuestro espacio, no permitirles que nos impongan sus principios o su estrategia del Poder del Mar, porque tenemos una identidad diferente. Tomamos en cuenta la tradición geopolítica continental alemana, la cual era ambivalente y no muy continental y también teniendo en cuenta la metafísica profunda de Carl Schmitt que fue muy importante para la creación de la escuela de geopolítica rusa. Entonces descubrimos, que ya a comienzos del siglo XX, entre los inmigrantes de los Rusos Blancos, existió un movimiento conocido como el movimiento Eurasiano, y para mi sorpresa, uno de los fundadores de este movimiento, Piotr Savitsky, quien era un geógrafo, había leído a Mackinder e hizo el primer intento de proponer a Rusia como Eurasia, como Heartland, en contra del Poder del Mar. Fue una continuación de la tradición eslavófila en la cultura rusa.

Comenzando con los anglosajones y a través de los alemanes, fuimos capaces de descubrir nuestra propia tradición rusa sobre eso aunque fuera marginal. Antes, los eurasianistas eran prácticamente desconocidos, porque eran anticomunistas y por lo tanto no fueron conocidos en la Unión Soviética, pero estaban a favor de la Unión Soviética en contra de Occidente – eran marginales dentro de la inmigración porque no estaban a favor de Occidente, y eran anti-nazis y anti-CIA, mientras la otra parte de la inmigración Blanca colaboró con los servicios de inteligencia Occidentales para luchar contra el comunismo. Los eurasianistas eran una pequeña minoría dentro de la inmigración porque ellos estaban a favor del comunismo soviético por razones geopolíticas debido a su odio a Occidente, pero no eran comunistas. Así que refundamos el movimiento eurasianista, porque descubrimos que alguien anteriormente había predicho la caída del comunismo como ideología anti-rusa – demasiado materialista y sin comprensión de la identidad, la tradición, la tradición espiritual, la tradición cristiana, toda ella fue destruida – y después de eso debería venir el Eurasianismo, para continuar su lucha por la independencia y la soberanía, el cual era el lado positivo del régimen comunista, incluyendo la oposición de Stalin al Occidente y la oposición soviética al Occidente en general. Descubrimos nuestro propio eurasianismo por un camino o vía muy especial, desde los anglosajones a los alemanes a nuestra propias raíces.

Mientras nuestro primer programa fue publicado en 1997 en mi libro Fundamentos de geopolítica, el primer texto que publicamos sobre el tema justo después de la caída del comunismo, apareció en 1991 en la revista llamada Den´ (Día) cuyo editor en jefe era Alexander Prokhanov, ahora presidente del Club Izborsky, uno de los principales think tanksconservadores en Rusia. Fue en este momento que comenzamos la promoción del Eurasianismo, y la creación del movimiento Eurasiano hace diez años atrás. El inicio de la creación de la escuela geopolítica rusa y el comienzo de la guía Eurasiana comenzó justo después de la caída de la Unión Soviética, y eso fue precisamente lo que los primeros eurasianos pensaron que pasaría.

Ahora la contra-estrategia de la geopolítica Eurasiana. Si existe un primer sujeto, entonces puede existir un segundo. Existe el Poder del Mar y el Poder de la Tierra. Existe el antiguo Rimland. Existe la lucha por el control, porque el Poder del Mar busca ampliar esta zona, mientras el Poder de la Tierra busca hacerla más pequeña. Lo que importa ahora es que Rusia ya no es la Unión Soviética; no existe uno de los dos polos. No tenemos la capacidad, ni las posibilidades, ni los recursos y tampoco la ideología para imponernos a nosotros mismos como el poder dominador del Rimland. Ese es un cambio muy importante de la bipolaridad en el dualismo del Poder del Mar- Poder de la Tierra a la multipolaridad.

Podemos hacer el Rimland seguro para nosotros sin colonizarlo, lo cual es imposible, por medio de crear amigos, alianzas y colaborando con diferentes poderes al fortalecerlos y que se vuelvan más y más independientes del Poder del Mar. Ahora bien esto explica porque ya no tenemos ni el deseo o la capacidad de seguir la estrategia zarista o soviética más o menos bipolar, y ya no tenemos ideología. No existe la ideología en Rusia, – Rusia es pragmática, es un poco liberal, pero no es liberal como el Poder del Mar, un poco nacionalista, patriótica, conservadora, con una sociedad parcialmente tradicional bajo el creciente papel de la Iglesia Ortodoxa y un creciente sentimiento de identidad. Pero eso no es ideología: no podemos ir a Irán y decir: “acepten nuestra ideología”, porque no tenemos una, y no podemos ir a Turquía, India o China con tanques, y no podemos exportar nada con ese medio.

Pero, ¿cómo, en esta situación, podemos salvarnos a nosotros mismos del Poder del Mar? Por medio de la amistad, aceptando a los Otros como son, aceptando su identidad. Para nosotros lo importante no es que el Rimland sea o no sea pro-ruso – lo importante es que el Rimland no sea pro-americano. Esa es el problema principal. Puedes odiarnos, pero si no estás con los norteamericanos, si no estás bajo su control, y si eres independiente, es suficiente. Podemos apoyarnos, mientras seas completamente indiferente. No estamos sugiriendo ninguna ideología, control directo o dominio, porque no tenemos el poder para hacerlo. Comparados con la Unión Soviética o el Imperio de los Zares, nuestra debilidad es nuestro principal privilegio. Estamos jugando con nuestra debilidad. Cuando los turcos nos ven, entienden que en nuestra situación no podemos hacerles la guerra – no tenemos ni idea ni razón para tal cosa. Si ellos son musulmanes y nosotros somos cristianos con muchos musulmanes dentro de Rusia, no tenemos ningún problema mientras ellos no nos ataquen. Los pueblos de nuestros antiguos enemigos, como los turcos y los persas, han comenzado a comprender que Rusia no representa una amenaza ahora, en su lugar nos ven como un posible aliado. Y poco a poco esta alianza crece. En Siria hemos organizado tal alianza en una forma muy práctica. Es la lucha por el Rimland. Irán está por completo contra el Poder del Mar, y Turquía ha comenzado a convertirse en uno. Mientras Erdogan se vuelve cada vez más contra el Poder del Mar, se vuelve más amigo de Putin. Esa es la geopolítica de hoy.

El giro principal lo dio Putin, quien aceptó estos principios. Yeltsin y los liberales los rechazaron. ¿Por qué? Porque eran herramientas de Occidente y nada más. No eran propiamente políticos rusos, sino políticos Occidentales intentando disolver el Poder de la Tierra. En Rusia se llaman la quinta columna, ya que intentan abrir la puerta a nuestros enemigos.

La nueva estrategia del Heartland ya no puede ser bipolar. Puede sólo ser multipolar con toda sinceridad. Esto no es alguna clase de versión “oculta” de la bipolaridad, como tal cosa es imposible ahora. No podemos permitir que el Poder del Mar domine al Poder de la Tierra. Esto resulta esencial ahora. Sólo podremos hacer esto con la ayuda de otros polos.

Al mismo tiempo, hemos descubierto las ideas de otro concepto schmittiano: los Grandes Espacios. Los Grandes Espacios son más o menos “polos”, pero algunos grandes espacios ya están establecidos, algunos están en proceso de ser creados, mientras otros están en proceso de decadencia.

Aquí podemos ver un mapa donde están los diferentes Grandes Espacios a los cuales nos aproximamos con un sentido práctico. Por supuesto, pueden ser concebidos de forma diferente. Si somos muy débiles, ellos pueden volverse los más fuertes. Es una situación dinámica, no está fija. Como sea, este mapa representa los Grandes Espacios iguales al mapa de las civilizaciones de Huntington. Estos grandes espacios coinciden aproximadamente con las “civilizaciones”. Sin embargo, el concepto de polo en el mundo multipolar no debe ser un país o un poder en su sentido antiguo, sino un nuevo jugador, las civilizaciones. Las formas o estrategia de expresión de las civilizaciones son los Grandes Espacios. El contenido y sentido de esto son las civilizaciones. Podemos ver en estos Grandes Espacios, en este concepto, la principal estrategia de la política rusa.

Lo que queremos del Gran Espacio europeo es una cosa: la expulsión de la OTAN y la creación de una especie de estrategia Eurasiana. Por esa razón apoyamos a cualquiera que comparta estas ideas y esté en contra del atlantismo – izquierda o derecha, no importa. Por lo tanto apoyamos a los populistas. Esa es nuestra contra-estrategia. Putin a expresado el concepto de una Gran Eurasia-Gran Europa de Lisboa a Vladivostok. Esa es la idea hacia Europa. Pero no es todo: debemos proponer un Espacio continental islámico, incluyendo Turquía, Irán, Pakistán, Afganistán y no les podemos imponer nuestra visión cristiana a ellos, o imponer alguna idea – nadie quiere eso. Debemos aceptarlos como islámicos y tratar de establecer una alianza estratégica con ellos. Es lo mismo para el espacio árabe-musulmán, lo mismo para la India, lo mismo para China, lo mismo para Japón. Estoy hablando de todas las posibilidades.

¿Por qué Putin quiere devolverle a Japón las Islas Kuriles? Para transformar a Japón de ser un enemigo, bajo el control de Occidente, a un poder neutral. Tal vez no suceda, pero lo importante es la lógica de lo que estoy tratando de explicar, de cómo la lógica de los Grandes Espacios se refleja en concreto en la política extranjera rusa. Se trata de geopolítica. Estamos trabajando tanto en el espacio Trans-Sahariano como en el espacio chino. Estamos intentando apoyar algunas fuerzas en el Gran Espacio Suramericano, en el Gran Espacio de América Central y si el Gran Espacio de América del Norte se limita a su región, será nuestro amigo. ¿Por qué no? Resulta muy interesante una vez que restauras las fronteras naturales de las civilizaciones. Cuando Trump comenzó su campaña, prometió cesar las intervenciones, hacer regresar las fuerzas norteamericanas de todo el mundo a casa y concentrarse en sus problemas internos. No creímos en él, pero lo apoyamos. Es su derecho volver a Hacer Estados Unidos Grande Una Vez Más.

No estamos solos con nuestros planes en el mundo. Existe otro mapa, mucho más aterrador diría yo, el cual aplican los globalistas del Poder del Mar. Esta es una visión completamente diferente. Cambiaremos la perspectiva del Poder de la Tierra al Poder del Mar.

Lo que proponen es una situación completamente distinta. Ya no pueden ignorar a China, entonces su idea es incluirla en su plan, proponiendo un “G2” como lo hizo Hillary Clinton cuando vino aquí y fue tratada con mucha amabilidad, pero sin éxito. China reflexiona acerca de esta situación mientras evalúa todas las posibilidades políticas, no estando dispuesta a aceptar nada demasiado pronto o demasiado fácilmente. Pero los globalistas están preparados para aceptar a China como un Poder del Mar capitalista, liberal, con Shanghái, su prospera zona costera, pero sin su parte interior de Xinjiang, el Tíbet y la China continental con su sociedad campesina y tradicional, que es la base principal del Partido Comunista que no es aceptada por los planes Norteamericanos. Quizás ellos busquen cambiar la situación al impulsar aquí una mayor liberalización, capitalización y “derechos humanos”; ese es el objetivo de Soros, la quinta columna y la sexta columna en todas partes. China es un satélite principal en esta concepción, con ciertas condiciones. El otro gran satélite es la zona europea. Es más o menos el anhelado deseo de la élite política norteamericana ver el mundo de este modo. Ya han sembrado el caos en África del Norte y en el Medio Oriente, creando el Estado Kurdo, intentando disminuir la influencia de Turquía, Irán, Siria y destruyéndolo todo sin crear nada.

La estrategia del caos no sugiere la creación de un nuevo sistema político u orden distinto al destruir el sistema político existente. Es caos manipulado, ordenado – una nueva forma de pensamiento estratégico. Si leemos con cuidado el libro de Brzezinski, El gran tablero de mundo, está escrito que es necesario balcanizar Eurasia, transformándola en una zona permanente de conflicto entre diferentes grupos – por ejemplo entre musulmanes, entre grupos étnicos, entre rusos y ucranianos. Esta era la idea de Brzezinski. El caos ya está sembrado en África, entonces ya no le prestan mucha atención, mientras que los rusos y los chinos están aquí para crear otro orden, quizás no el mejor, pero no es el caos sangriento de la situación actual. Existen distintos puntos – algunos pequeños satélites, parcialmente la India, parcialmente algunos pequeños Estados pro-occidentales e Israel para agravar y hacer el caos más grande. Pequeños satélites como Ucrania, por ejemplo, no son aliados en esta concepción, sino solo puntos para maximizar el caos. Así es como ellos comprenden la situación.

Esa es la razón por la que el concepto de paz y polos independientes están ausentes de sus planes para el futuro. Es una especie de profecía autocumplida. No permitirán que un sistema cuadripolar aparezca; no permitirán que suceda, incluso teóricamente, porque conocen el poder de las palabras. Destruirán cualquier mención de la cuadripolaridad. Todos los libros de los expertos norteamericanos, los estrategas, “adivinos”, como me gusta llamarlos, y analistas políticos intentan destruir y eliminar esos polos. Debe haber solo caos y, habiendo caos, podrán crear un mundo en el cual ellos aun posean el dominio global y reinen sobre el. No dominaran Eurasia con un mejor gobierno – no necesitan a Rusia para nada; culpan a Rusia y Putin no porque no les agrade Putin, sino porque no pueden permitir que Rusia exista. Es algo ontológico. Es el Poder del Mar contra el Poder de la Tierra. No es algo personal. Putin podría conseguir algunos acuerdos con ellos, pero no quieren a Rusia como sujeto, solo quieren caos.

Pero si reconocemos el polo de Eurasia, veremos un escenario completamente distinto. Primero, las zonas de Europa y China se harán independientes. Dejarán de depender de Occidente, y no intercambiaran esto con una dependencia hacia Rusia. En Japón, al Ministro de Asuntos Exteriores, intente explicarle a los japoneses esto, pero dijeron: “Usted desea crear una hegemonía eurasiática en lugar de una norteamericana. Cuando los norteamericanos se vayan, ustedes vendrán”. Les dije: “No entendieron la idea central”. Si ellos siguen aquí, solo habrá caos. China y Europa dependerán de Occidente, si se reconocen como “aliados multilaterales” o algo por el estilo, pero con Rusia, ustedes serán independientes – de ellos, de nosotros también, porque no podemos amenazarlos. Todos obtendrán su independencia.

La independencia no es felicidad o algún final feliz. Es un reto, porque se tiene que ser fuerte y poseer una identidad. La independencia es el peso del mundo multipolar. No es un regalo. Es la oportunidad para afirmar la identidad. Para los partisanos de la identidad, la cultura y el espíritu de la civilización, es un regalo, pero para los gobiernos, es un gran estorbo, porque ahora serán responsables por organizar y administrar sin soluciones dadas. Ahora, en el mundo multipolar, ellos sugieren que debes seguir sus reglas, hacer esto y aquello y todo estará bien – tal vez no ahora, puede que necesites una terapia de shock o algo así. Pero la independencia es verdadera libertad y una verdadera oportunidad, una oportunidad abierta. La historia no ha terminado. La historia está abierta.

Hoy, el dualismo político adquiere una nueva dimensión. Ya no es la bipolaridad Occidente contra el Heartland. Se trata de unipolaridad y globalización contra multipolaridad, el orden de las civilizaciones o los Grandes Espacios.

¿Podemos identificar el proyecto eurasiático con la famosa estrategia de ganar-ganar china? Seguramente no. porque el Poder del Mar perderá su dominio y su rol de mando, como fue el caso del momento unipolar. Tuvieron la oportunidad, después de la caída del comunismo, de dominar y gobernar el mundo. Disfrutaron de esta oportunidad, de esta posibilidad, por diez años. Pero con el 9/11 y la llegada de Putin al poder, su dominio fue limitado. Entonces, ¿por qué no ganar-ganar? Porque alguien debe pagar por la multipolaridad. Si existe la multipolaridad, alguien tiene que perder. ¿Acaso pagará por la multipolaridad el Heartland? ¿O será la hegemonía de Occidente la que se perderá? Esta es la estrategia ganar-perder que se abre, en la lucha continental no hay soluciones neutrales.

Una solución es la multipolaridad. La otra es la unipolaridad y la globalización. Eso no es ganar-ganar. Pero al mismo tiempo no está garantizado el éxito, el triunfo o el final. Es una historia abierta. El fin de la historia se acabó. He hablado con Fukuyama sobre esto en Washington, y él reconoció que se había apresurado demasiado al declarar que ya había llegado el fin de la historia. Ahora se acabó el fin de la historia. No hay fin de la historia. La historia sigue aquí, con todas sus posibilidades, peligros, riesgos, todo lo abierto termina, y se mueve hacia su fin en el contexto de una historia abierta. La conclusión, de acuerdo con la visión del mundo Eurasiana es que el Poder del Mar debe perder esta vez y nosotros debemos ganar.

 

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