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Develan graves casos de corrupción dentro de la Orquesta Filarmónica Nacional

 

Un profesor activo de la Orquesta Filarmónica Nacional, dependiente desde 2008 de la Fundación Compañía Nacional de Música, ente adscrito al Ministerio para la Cultura, develó en una entrevista exclusiva concedida a El Cooperante graves casos de malversación de fondos que han ocurrido dentro de los que fuera uno de los ensambles orquestales más considerados del país.

Luis De Jesús /ElCooperante

La reciente negativa de dar un contrato por tres meses a una joven de 25 años por sus inclinaciones políticas adversas al Gobierno de Nicolás Maduro encendieron las alarmas en los talentos que conforman la orquesta. Esta situación llevó al músico a denunciar, bajo condición de anonimato, las irregularidades, amenazas y atropellos que han sufrido a lo largo de los últimos diez años.

La Filarmónica no tiene autonomía en la toma de decisiones ni en su presupuesto desde el año 2008. Además, la fuente afirmó que el Ministerio para la Cultura les “cerró el grifo” presupuestario cuando las autoridades tuvieron conocimiento de los casos de corrupción que cometieron algunos de los directivos de la Fundación Compañía Nacional de Música.

El docente denunció que desde julio de 2018 no les pagan los fideicomisos ni las cajas de ahorro, por culpa de Jesús Milano, un exdirector ejecutivo de la Fundación Compañía Nacional de Música, que se dedicaba a hacer viajes en nombre de la compañía, uno de ellos en Carora (Lara), en compañía de Carla Palomino, coordinadora de operaciones de la empresa, con la que se “gastó” el dinero.

Aseguró que Milano tenía las intenciones de hacer una fiesta para diciembre de 2018 en el Círculo Militar de Caracas que tenía un costo, para ese entonces, de unos 2 millones de bolívares. El supuesto agasajo llegó a oídos del ministro para la Cultura, Ernesto Villegas, por denuncias que se hicieron a través de Twitter: finalmente, la fiesta se mandó a parar y Milano fue destituido de su cargo.

“Llega Ignacio Barreto como director ejecutivo e intervino durante un mes a la fundación para revisar las cuentas y todo eso, no tengo las pruebas, pero fue completamente malversación de fondos, consiguieron dinero en unas cuentas perdidas, pero a este señor (Jesús Milano) lo van a traer para que dirija a la filarmónica por un favor personal”.

Barreto, quien también forma parte de la directiva de la Biblioteca Nacional, ha mantenido una política “personal” de programación en la que resultan beneficiados sus amigos músicos, aunque esté por encima de los intereses de la empresa. Además de Milano, también se favorece Diego Silva, otro exdirectivo de la filarmónica “que salió por su maltrato” hacia los músicos y profesores de la institución.

Aclaró que la jornada de trabajo de los músicos es de tres horas diarias, en cumplimiento con un tratado internacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. “Sufrimos de atropellos. Dicen que somos unos flojos… en verdad que la campaña de descrédito, desde el presidente de la compañía hasta la última persona administrativa que trabaja allí, es alarmante”, manifestó.

El profesor aseguró que ha sido víctima de persecución y amenazas de despido; aunque explicó a El Cooperante varias situaciones irregulares que vivió dentro de la filarmónica, esta redacción no puede hacer mención de ellas porque los involucrados mencionados en este trabajo darían rápidamente con su nombre.

De 80 músicos originarios, en la Orquesta Filarmónica Nacional solo queda la mitad.

Desde 2008 se registraron renuncias y jubilaciones a la orquesta, pero las personas nunca fueron sustituidas y la directiva de la compañía, entre los que figuraba Barreto, le informaba al resto de los integrantes que las plazas (puestos/cargos) estaban congeladas por la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) y no podían realizar la sustitución de los talentos.

Pero en 2014 se descubrió que las plazas en realidad nunca fueron congeladas, sino que se transfirieron al personal administrativo de la compañía de música. “Ellos necesitaban crear una cantidad de cargos y en vez de solicitárselos al Ministerio de Planificación, simplemente agarraban plazas de la orquesta y les daban nombres administrativos”.

“Nos quedamos sin nada”

En abril de 2011, el fallecido presidente ordenó que a la Orquesta Filarmónica Nacional se le asignara una sede y en mayo de ese mismo año se le otorgó por 20 años la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño (TTC), mediante la firma de un convenio por parte del entonces ministro para la Cultura, el presidente del complejo cultural y de la Fundación Compañía Nacional de Música.

El convenio fue cancelado en 2014 por la junta interventora del TTC a raíz de múltiples denuncias por malversación de fondos, dentro de las que se encontraba la sala, que era sede de tres orquestas de la ciudad. “La filarmónica usaba eso como sala de ensayos y conciertos y nos quedamos sin nada”, comentó.

Ensayo de la Orquesta Filarmónica Nacional en el piso 15 de la torre norte del Centro Simón Bolívar

El consultor jurídico encargado del caso les entregó una cantidad de denuncias porque hubo dinero que se recibió por el alquiler del lugar que nunca entró a las arcas de la compañía, sino que fue a parar, de acuerdo con lo señalado por el profesor, a la cuenta del entonces coordinador de gestión interna de la Fundación Compañía Nacional de Música, Juan Carlos Benítez Benfele.

“Cuando pedimos explicación de por qué cancelaron el convenio nos dicen que ese convenio tenía que ser firmado por Chávez, que fue quien dio la orden, y ninguna de las tres autoridades tuvo la disposición de subir ese convenio a Presidencia porque, de lo contrario, no nos hubiesen sacado o nos hubiesen indemnizados por los años que restaban”. 

Las copias de las pruebas fueron entregadas a la junta interventora del teatro, aún conformada por Gustavo Arreaza e Irving Peña, y al Ministerio para la Cultura, pero de igual forma sacaron a la orquesta de la sala. No obstante, en 2014 les prometieron que podían continuar en los espacios que habían ocupadosi tocaban el himno del Partido Socialista Unido de Venezuela en su primer congreso, pero los sacaron de toda la programación en el teatro.

“Parecía mas un castigo a la compañía por lo que había hecho, pero eso repercutió en nosotros. Están con una política de que las orquestas deben buscar sus espacios y que solamente deben tocar por invitación; nosotros hemos pedido tocar en producciones y siempre hay otra orquesta por encima de nosotros, y lo más extraño es que la compañía y el Teresa Carreño son entes adscritos al Ministerio para la Cultura. La Filarmónica esta totalmente excluida de las producciones; nos dicen que no para las salas de conciertos”.

Desinterés de Villegas

En 2015 la orquesta fue enviada para el piso 15 de la torre norte del Centro Simón Bolívar, en el centro de Caracas, en un espacio que fue acondicionado, pero que no es apto para los músicos. En una oportunidad, lograron que Ernesto Villegas, ministro para la Cultura, constatara las condiciones en las que se encontraban, pero a pesar de que se solidarizó, se negó a escucharlos cuando intentaron informarle sobre lo que ocurría a nivel administrativo.

“Él no dejó que habláramos, él dijo que no, que no era el momento, que iba a dar un espacio, el cual nunca nos ha dado. Nos dijo que iba a mandar a investigar qué pasaba con el Teatro Teresa Carreño y a todas estas no sabemos si por fin lo hizo o no”.

Luego les otorgaron la sala Juan Bautista Plaza de la Biblioteca Nacional, en donde Ignacio Barreto también es directivo, que tampoco cuenta con las condiciones y hay graves filtraciones que pueden dañar los instrumentos permanentes de la orquesta, como los contrabajos y el arpa. Además, pueden sufrir hurtos porque las cerraduras aún no han sido cambiadas. Todavía se mantienen a la espera de mudarse.

Un músico jubilado de la orquesta y fundador de la misma, que también fue contactado por esta redacción, sostuvo la teoría de que hay intenciones de eliminar a la orquesta desde hace unos 10 años.

“No sé cómo se ha mantenido la orquesta, es una cuestión económica, creo que no la eliminaron porque vieron en ella una forma de sacar algo de dinero. Claro, lo que pasa es que de la orquesta no sacas mucho dinero, por eso la quieren disolver. A ellos les importa un grano la educación musical, lo importante para ellos es la política y robar”, complementó.

 

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