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Una maleta llena de sueños

 

El hecho de emigrar es algo que ha acompañado al hombre desde sus inicios. En todas las épocas y desde distintos lugares del globo han partido grandes corrientes migratorias generadas por infinidad de personas que se embarcaban hacia lo desconocido, motivados por la búsqueda de una nueva vida en alguna de las tantas “tierras de las oportunidades”.

Sin bien los procesos migratorios han cambiado mucho desde entonces, las razones se mantienen vigentes y las inconformidades vividas en el país de origen producen, como consecuencia, que las personas emigren.

El Síndrome de Ulises

Hoy en día, diferentes estudios han demostrado que las personas que emigran presentan un gran nivel de estrés debido a los actuales requisitos y exigencias legales para residir en un país extranjero. Aquellos que emigran ilegalmente son los que sufren más niveles de estrés por un lapso de tiempo mayor.

Todo esto ha llevado a Joseba Achótegui, psiquiatra y profesor de la Universidad de Barcelona, a denominar este efecto como Síndrome de Ulises” (o “Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico”, en términos científicos). Este autor habla de los aspectos negativos de la migración, que incluyen el proceso denominado “duelo migratorio”, pues en estos casos parece que algo realmente “muere” en el alma del viajero…

¿Qué provoca la tensión?

Existen cuatro aspectos que aumentan el estrés migratorio y que empeoran la salud mental de cualquier persona que se muda de país (especialmente aquellos que viven de forma clandestina):

• La soledad

• El fracaso

• La lucha diaria

• El miedo

Todos estos factores golpean duramente en la psiquis de las personas y se relacionan directamente con el hecho de dejar atrás a la familia y a los seres queridos, la nostalgia, la falta de posibilidades claras, los cambios de hábitos y cultura y el desconocimiento sobre el nuevo entorno de vida.

Principales síntomas

Aquellos que se encuentran acomplejados por este mal suelen presentar una o varias de las siguientes características (lo que, sin dudas, los diferencia mucho de los otros emigrantes):

• Llanto incontrolable (generalmente en situaciones límite)

• Angustia diaria

• Culpa (atribuyéndose, por lo general, el mal que los seres queridos pueden estar padeciendo en el país de origen)

• Tensión nerviosa

• Falta de sueño

• Excesivas preocupaciones (lo que dificulta una correcta toma de decisiones)

En el campo de lo físico, el padecimiento del Síndrome de Ulises se traduce habitualmente en constantes dolores de cabeza y fatiga corporal extrema.

Un cambio de perspectiva

Si bien reunir fuerzas y convicciones claras antes de realizar el viaje es una de claves con que cualquier emigrante debería contar, la solución a este padecimiento mundial debería comenzar desde la implementación de políticas internacionales que tengan como consecuencia una adecuada y placentera circulación mundial.

Además, una correcta educación hacia la socialización y compresión por parte de los habitantes de cada región del mundo hacia los inmigrantes contribuiría enormemente a disminuir los niveles de tensión provocados por este síndrome.

Si estás planeando emigrar a otro país en búsqueda de oportunidades y de una mejor calidad de vida (algo que probablemente tus antepasados hicieron), es fundamental que cuentes con una convicción fuerte basada en profundas reflexiones y que estés dispuesto a mirar siempre hacia adelante.Ten presente que quienes te aman estarán orgullosos de que tomes una decisión tan importante y que si las cosas no te salen como las planeas, seguramente tus seres queridos seguirán apoyándote de forma incondicional.

 

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