El coronavirus se asoma a Caracas, con mucho miedo y terror. Allí está el gran Aquiles Nazoa con su escudo de alegría el <humor> su defensa personal.
El bicho no tiene chance, ninguno de enfrentarlo, aja Aquiles está sobrado, sonrisa en labios esperándolo, coronavirus mira aterrado, temblando, petrificado.
Un golpe alante, impactante, en el mero centro del mentón, a la esquina del cuadrilátero, va Aquiles midiendo la distancia, vuelve a golpear, coronavirus retrocede cayendo a la lona, se revuelca, zapatea, el humor llavea sin compasión, le da duro en la jeta, rompen vidrios los dientes caen sin corona, cada uno de ellos, todos ríen a mandíbulas batientes.
Las apuestas están veinte a cero a favor del humor. Aquiles Nazoa, guapo y apoyado, no siendo su estilo por sus muñecas y el caballito bonito, en sus relinches carcajea, si San Juan lo tiene San Juan te lo da, pero el caso lo amerita, por el personaje horripilante pandemio,
Todos bailan la magna fiesta el cumpleaños de Aquiles Nazoa. El ascensor imperio tira la toalla, virus recula mallugado, ojos morados viendo a los lados , tambalea, desorientado, buscando oxígeno, no encuentra agarre ,cae en coleto, es arrastrado, buscando pegar ,no encuentra a nadie, está desolado puerta y ventanas cerradas, quédate en Casa, retumba sus oídos.
Aquiles Nazoa venció, se ve a lo lejos con los brazos alzados, se va saltando, alegre y contento, con sus muñecas y el caballito bonito, guapo y apoyado, camino al Guarataro, hurra mis muñecas y mi caballito bonito ese coronavirus será derrotado donde quiera que llegue si acatamos las normas protocolares al pies de la letra, el espelucado, o el c…
