Nuestra viejita a quien Dios tiene en Su Gloria, nos instruyó siendo muy niños que las mentiras tienen un doble efecto: lo implícito más el hecho de que en lo futuro nadie nos creerá, o siempre habrá la duda. Chávez antes, y luego Maduro, han mentido tan abierta y caraduramente que aunque fueran ciertos los hecho que invocan poca gente cree. Recordamos que se hizo un montaje de Chávez con la nariz muy larga cual émulo de Pinocho, legado que constituye la máxima actuación (en el sentido teatral del vocablo) de Maduro y sus adláteres. Tan así es la mentira que la misma noche del sábado cuando a Maduro se le pasó un poco la ca…, perdón, el susto, dirigió una alocución en la cual relató los hechos asegurando que el dron con la mortífera carga había explotado en sus narices y que solo por la acción de su guardia presidencial y del Ser Supremo que lo protege se había librado (¿por ahora…?) de la muerte.
El canciller Arreaza tal vez por pura pena narró los hechos más casados con la realidad que no incluyen el dron explotando frente a Maduro, porque no ocurrió así y lo vimos en videos. Opiniones recogidas entre unas 20 personas a quienes consultamos coinciden en que se trata de un montaje de Maduro para intentar ocultar la grave crisis del país y lo que se le viene encima prontamente. Algo que no evaluó el coro del pote de humo es que al país no le importa la suerte del Presidente lo que debe haber recogido la muestra que de seguro tomó a posteriori la Sala Situacional de Miraflores. Eso por una parte; pero además se aúpa a sectores que sí desean expulsarlo del poder a intentar acciones como la del pasado 4 de agosto, tan histriónica, que vimos a una Cilia Flores impertérrita por conocer ya el guion.
Muy grave que se acuda a tretas tan chimbas para intentar solidaridad en un país al que se le maltrata desde las alturas presidenciales. Aparte de que poca gente creyó en el artificio, poca gente se entristecería de haber sido real. Grave boomerang. La insensibilidad del régimen endurece la piel al más cristiano. En Venezuela no aplica poner la otra mejilla. 95 % del país, incluyendo a afectos al “proceso revolucionario” discrepa de la actuación gubernamental, y peor, tampoco espera que mejore la situación con Maduro en la presidencia ni con los líderes de la ex MUD.