Una pequeña agitación causó el artículo anterior entre algunos de mis contactos. Me reprochan que apenas sale el nuevo Plan de la Patria y ya le caí encima. Quisiera defenderme de tal reproche. No hago crítica procedimental al Plan, no soy planificador. Lo que señalé fue que no tiene nada que ver con una “hoja de ruta”, que así lo presentan. Con sus 414 páginas, 5 objetivos históricos, 32 objetivos nacionales y 2.785 acciones, no puede ser una carta de navegación. No es una respuesta a la crisis que vivimos por la guerra y la falta de rumbo. No dudo que en ese Plan están, como se afirma en su introducción, las opiniones de más de 3 millones de personas, y también sus diversas direcciones y énfasis, no puede ser de otra manera. Pero, una hoja de ruta no es una compilación, y menos un tratado de gestión. Es la fijación del camino que sintetiza la voluntad de esos ciudadanos, estableciendo lo que se juzga medular para recorrerlo. Y eso, que es tarea de la ANC, ni siquiera se discutió.