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Mamás y papás: es momento de hablar sobre pornografía

 

A muchos de nosotros nos parece que la pornografía en internet en general es un tema de conversación extraño. ¡Claro que no hablaríamos de ello con nuestros hijos!

Por Dra. Perri Klass

Sin embargo, casi todos los expertos creen que es una conversación esencial que los padres deben tener con sus hijos. Sin importar los filtros que instales en los celulares, las computadoras portátiles y otros aparatos, o los límites que fijes en cuanto a cómo, cuándo y dónde utilizan los niños sus dispositivos, de cualquier manera ellos necesitan charlas abiertas y continuas con sus padres acerca de las imágenes sexualmente explícitas y la información que podrían encontrar en línea.

Los preadolescentes podrían toparse con imágenes que les parezcan perturbadoras u otros niños podrían mostrárselas a propósito. Los adolescentes podrían moldear sus actitudes respecto al sexo y las relaciones mediante las fantasías de la pornografía. Además, hay una posibilidad de que algunos niños se sientan tan atraídos a la pornografía que esta termine por irrumpir en sus relaciones reales y su vida.

Las investigaciones acerca de cómo influye la pornografía en los adolescentes es limitada; puede que los padres no quieran que se les hagan estas preguntas a sus hijos y muchos de los estudios están basados en los recuerdos de estudiantes universitarios.

Los mismos expertos que rastrean los vínculos entre la pornografía y ciertas actitudes o comportamientos advierten que no se ha demostrado que la exposición a la pornografía los provoque. “Usar pornografía está relacionado con actitudes sexuales más permisivas, la incidencia de encuentros sexuales y una mayor experiencia con comportamientos de sexo casual”, escribió en un correo electrónico Jochen Peter, un profesor de la Universidad de Ámsterdam y el principal autor de un artículo de revisión publicado en la revista Journal of Sex Research, que exploró 20 años de investigación en torno a los adolescentes y la pornografía. “Lo más probable es que funcione en ambos sentidos: los adolescentes que tienen actitudes más permisivas, por ejemplo, tienden a usar pornografía, y eso podría reforzar esas actitudes”.

La edad del primer contacto con contenido sexualmente explícito es cerca de los 13 años, afirmó Bryant Paul, un profesor adjunto en la escuela de medios de la Universidad de Indiana. Esta edad ha sido relativamente constante desde los noventa, comentó, aunque cada vez hay más material explícito disponible en línea.

“Creo que a veces exageramos en nuestras suposiciones respecto de lo sofisticados que son nuestros hijos”, dijo Michelle Ybarra, una experta en problemas de salud relacionados con la tecnología y directora de investigación del Center for Innovative Public Health Research en San Clemente, California. “Algunos niños son muy ingenuos y pueden sentirse abrumados cuando se enfrentan a imágenes que no esperaban ver”.

Dijo que tanto padres como hijos podrían sentirse incómodos al hablar específicamente acerca del contenido, pero pueden charlar sobre las maneras en que el sexo es parte de una relación, las formas en que la gente debe tratarse o cómo la pornografía no es una representación acertada del comportamiento sexual.

Una preocupación en particular es la pornografía violenta, porque las imágenes pueden ser especialmente perturbadoras y engañosas, y también porque hay investigaciones que demuestran que los adolescentes que con regularidad ven pornografía violenta tienen un mayor riesgo de cometer actos de violencia sexual, dijo la Dra. Ybarra. No obstante, una vez más, el vínculo es una asociación, no una declaración de causa y efecto. Los niños que están expuestos a la pornografía no violenta no tienen una mayor asociación con la violencia sexual.

¿Cómo podemos ayudar a que nuestros hijos sean capaces de entender lo que ven en internet y recuerden que pueden acudir a nosotros cuando les preocupe lo que ven?

“El tono es importante”, dijo James P. Steyer, fundador y director ejecutivo de Common Sense Media. “Yo les diría: ‘Oye, lo hayas experimentado o no, lo hayas visto o no, hay cosas en internet que podrían ser incómodas, pero quiero hablarte de esas imágenes’”.

También ayuda comenzar estas conversaciones anticipadamente, para que tus hijos sepan que pueden recurrir a ti si algo les molesta. Debes dejar claro que no te sentirás impactado ni enojado con ellos.

“Sabemos que hay porcentajes de preadolescentes que están expuestos a imágenes sexuales indeseadas, y a las niñas les parecen particularmente perturbadoras”, dijo David Finkelhor, director del centro de investigación Crimes Against Children en la Universidad de New Hampshire. Cuando los adolescentes buscan material sexualmente explícito, parte de su motivación podría ser la curiosidad en torno a la manera en que sucede el sexo y cómo se ve.

“Yo les diría a los padres que lo contextualizaran así: ‘Preferiría que exploraras tu sexualidad de otras maneras’”, dijo Mona Malacane, instructora auxiliar de la escuela de medios de la Universidad de Indiana, cuya investigación se enfoca en los medios y la socialización sexual de los adolescentes, así como la mediación de los padres. Sin embargo, dijo que los padres deben reconocer la posibilidad de que sus hijos puedan encontrar la manera de burlar filtros y restricciones.

Establecer charlas con los niños sobre la pornografía puede ayudar durante los primeros diálogos acerca de lo que ven en sus pantallas. “Si tienes una base de conocimiento sobre los medios, sabes que los anuncios publicitarios no son reales, que la gente herida o asesinada en las películas o la televisión no lo están de verdad, y entonces, cuando empiezas a enfrentarte al contenido sexual, es mucho más fácil explicarlo”, dijo Paul. Puedes decirle a tus hijos: “Están actuando; hacen que esas cosas luzcan placenteras, pero hay una posibilidad que no lo sean”.

Sobre todo, es importante que los niños varones escuchen la voz de su padre al respecto, dijo Finkelhor, para asegurarles que su curiosidad es normal y ayudarles a entender que hay riesgos.

“Algunas personas se hacen adictas a la pornografía y la recuperación puede ser difícil, además de que puede interferir con otras actividades y relaciones”, dijo Finkelhor. “En realidad, no sabemos mucho acerca de quién es vulnerable a eso”.

Sin embargo, los datos sobre el comportamiento sexual son alentadores. “La mayoría de los indicadores del riesgo sexual en realidad se han estado moviendo en una dirección muy positiva a lo largo de los últimos 20 años”, dijo. Finkelhor citó disminuciones drásticas en los arrestos de adolescentes por ataques y agresiones sexuales. Hay encuestas estadounidenses que reportan una reducción en casos de victimización sexual entre adolescentes y en la cantidad de adolescentes que dicen haber tenido cuatro parejas sexuales o más.

Además, la tasa de natalidad en adolescentes ha estado cayendo hasta llegar a números récord. Aunque no hay una conexión directa conocida entre estos datos y la pornografía en internet, estos indicadores muestran mejoras, y no deterioro, en las preferencias y decisiones que han estado tomando los adolescentes. Podemos esperar que estas mejoras reflejen una cierta cantidad de comunicación efectiva y educación por parte de los adultos, así como un buen criterio por parte de los adolescentes.