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Temístocles Salazar: Esto no es comunismo

 

Esta situación que se vive en el país, mala por donde usted la vea, no es comunismo, como pregona, prejuiciosamente, la derecha lengua de hacha, que ha hecho ver, a través  de sus cagatintas, que el comunismo es la esencia de lo malo. Esta pesadilla que vivimos tampoco es socialismo pero ni lejano. Predicar que este calvario que padecemos sea socialismo, como sostienen algunas cabezas relucientes de la izquierda venezolana, es tergiversar el socialismo, pervertirlo, darle mala propaganda, restarle credibilidad ante los trabajadores. Esto no es socialismo ni comunismo ni nada por el estilo, se advierte además que los que dirigen la llamada  “revolución bolivariana” no son comunistas.

El comunismo como sistema de gobierno no ha existido todavía en el mundo, ni siquiera en la Unión Soviética, pero el comunismo como movimiento, como espíritu humano, ha existido siempre desde que la humanidad es humanidad hace un millón de años. Grandes espíritus históricos fueron comunistas: Licurgo, Platón, Pisistrato, Juan el Bautista, José de Arimatea, Espartaco, los hermanos Gracos, los catecúmenos, los cátaros albigenses, Belibaste, Moro, Campanella, Munzer, Pico de la Mirándola, Mably, Morelli, Holbach, La Mettrie, Owen, Fourier, Saints Simón, Enfantin,  Babeuf, Marechal, Buonarroti, los Comuneros de Paris, Marx, Engels, Lenin, Ho Chi Ming, Mao, Mariategui, Robeson, Zapata, Feliciano Ama, Farabundo Martí, Gramsci, Rosa Luxemburgo, Prestes, Chaplin, Picasso, Neruda, Brecht, Benjamín, Zamora, Jesús Faria, y por supuesto, mi padre. La lista es larguísima. La rancia derecha, curera, pide por las redes sociales, acabar con el comunismo, esos deseos no serán cumplidos porque la tarea es un imposible: el comunismo es el propio espíritu humano, por eso no pudieron ni han podido acabarlo  Nabucodonosor, ni los reyes de Babilonia, ni Nerón, ni Inocencio III, ni el macartismo yanki, ni Hitler, ni Franco, ni Gómez, ni Betancourt, ni Pérez Jiménez.

La deuda que tiene la humanidad con los comunistas es enorme, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando un clamor de agradecimiento recorrió a Europa, reconociendo que los comunistas habían salvado al mundo de la peste de Hitler y el nazismo, y lo reconoció en el Táchira la palabra de Ruiz Pineda.

La humanidad tarde o temprano, empuja hacia el comunismo, como decir que amanecerá el próximo día, empuja hacia la redención humana de la miseria y de los temores de la vida incierta,  hacia el país de la Cucaña donde no habrá estado, ni clases sociales, ni explotación del hombre por el hombre, país de la abundancia de bienes y de la eterna juventud.

Pero esta tragedia que vivimos en la Venezuela, hoy en día, no es comunismo.

 

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