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César Malavé: ¡Qué chapucería tan calórica!

 

Cuando alguien intente realizar un estudio sobre el Chavismo no le quedará más remedio que concluir que ese ensayo fue el peor ciclón que vivió Venezuela.  Hoy el país nacional vive sus  estragos: sin electricidad, sin comida, sin medicinas, sin ropa, sin gasolina. El agua potable, donde a duras penas llega por tubería, se ha convertido en un hilillo esquivo que se desvanece ante la mirada de los sedientos. Al tiempo, dirán que fue un periodo  magia negra, al convertir en desierto un país floreciente y en el camino de la prosperidad sostenida. No obstante para sus representantes, que aún por desgracia siguen despedazando lo que queda de país, todo se debe a un sabotaje del imperio y de sus lacayos venezolanos. Lo que extraña de estos saboteadores es que han sido históricamente bien competentes para todo menos para voltear un proceso eleccionario donde el CNE ya tiene los resultados prefijados. Ha sido imposible para los saboteadores torcer la tendencia irreversible de tiby, elaborada el mismo día que se inicia el proceso.

Han logrado disminuir la producción de petróleo, han erosionado los 27 planes de seguridad, la reconstrucción de hospitales, la vialidad, los sistemas de riego y las empresas del Estado. La moneda ha sido víctima de un sabotaje permanente, así como la producción industrial y agrícola. Sin embargo no hay saboteadores reconocibles, ninguna fábrica ha sido volada, ningún campo de maíz quemado y la prensa no recoge ningún evento como la colocación de cargas de dinamita en los puentes o las autopistas, como lo hacían muchos, de los que hoy están saqueando a Venezuela, y que ayer eran terroristas dentro y fuera de la ciudad. Estos  saboteadores, que a decir del Paul Joseph Goebbels venezolano, son capaces de “realizar ataques sincronizados con ondas unidireccionales hipercalóricas de rayos post radioactivos contra las líneas eléctricas venezolanas” para producir apagones, no disponen de una lucecita alfa, beta o de otras longitudes de onda, de esas que salen de los procesos radioactivos, para trastocar los resultados preconcebidos e irreversibles de la señora Lucena.

Estos mismos saboteadores han hecho de las iguanas y los “ratones voladores” campeones en bajar interruptores y quemar sub estaciones eléctricas. También han creado un químico especial para hacer salir la maleza debajo de las líneas de alta tensión para que, cual hiedra maléfica, pinchen los cables y eche abajo el chorro de electrones. No obstante, en los últimos súper apagones verificados en Venezuela no han aparecido traviesas iguanas ni comunes murciélagos juguetones a quienes atribuir las fallas e insuficiencias en la generación y distribución de hidroelectricidad. No, este “gobierno” indolente, corrupto, incapaz y mitómano, acaba de anunciar que sobre los rayos gamma, de algún súper personaje imperial, recae la culpabilidad. Se deduce así, que el malhechor, a quien Jorge Rodríguez sienta esta vez en el banquillo, es el otrora superhéroe, productor de rayos sólidos, Green Lantern (Linterna Verde)  ¡Uf, Qué chapucería tan calórica… se fue la luz!

@cesarmalave53

 

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