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Alfredo Michelena: Guaidó y la opción militar

 

Los embajadores venezolanos de EE.UU. y Colombia fueron instruidos para adelantar conversaciones sobre cooperación militar. Muchas personas ven en esto un paso cercano para una acción militar internacional cuando ella, como está planteada, está lejos. Al menos por ahora.

El tema Venezuela dejó de ser solo local/regional al tomar mucha relevancia su dimensión geopolítica global.  Pero ahora, con la solicitud del presidente (e) Juan Guaidó de explorar cooperación con  el ejército norteamericano y colombiano, también se ha dado un cambio de juego muy importante.

La salida militar

En lo que va del gobierno de Guaidó se han intentado, además de las acciones de calle, tres estrategias para quebrar la alianza de sustentación armada de Maduro. La primera fue el 23 de enero cuando se intentó ingresar la ayuda humanitaria al país desde Colombia. Este objetivo no se logró inmediatamente sino tiempo después, cuando la Cruz Roja internacional empezó a traer la ayuda a Venezuela. La segunda fueron las negociaciones con parte de la cúpula que rodea a Maduro, la cual desembocó en el levantamiento militar de La Carlota, que no logró su cometido inicial. Sin embargo, ambas acciones han traído secuelas, no solo deserciones de tropa sino de oficiales, incluso algunos generales de cierta significación como el G/D Ramón Rangel. Pero más que un quiebre ha sido un pequeño deslave que, de seguir, tendría impacto; pero por ahora no lo tiene. Aunque hay que estar alerta porque a veces estas cosas esconden una falla estructural.

¿Cuál cooperación militar?

Recientemente Guaidó hizo pública su solicitud de  cooperación a los EE.UU. y dijo que ya Venezuela estaba invadida por cubanos y rusos. Guaidó ordenó a su embajador en Washington iniciar conversaciones con el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, a raíz de un tuit de ese comando, el cual decía: “Cuando me invite @jguaido y el gobierno legítimo de #VENEZUELA, vamos a hablar sobre nuestro apoyo a aquellos líderes de la @ArmadaFANB que tomen la decisión correcta, que respeten a los venezolanos primero, y se restaure el orden constitucional. Estamos listos! #EstamosUnidosVE”.

Léase bien, no es un apoyo genérico para invadir sino a los “líderes de la @ArmadaFANB”  que se pongan bajo el comando de Guiadó.  Y eso suena más a entrenamiento y apoyo a alguna acción de militares venezolanos que a una invasión por los estadounidenses.

Hay que tener claro que sobre si habrá invasión o intervención, Faller no toma la decisión; pues su responsabilidad es cómo hacerlo cuando se lo ordenen. Es Trump, el Pentágono y sus asesores quienes la tomarían.

La intervención militar

En Venezuela, muchos abogan por la intervención armada de los EE.UU. como medio de quebrar el poder militar del régimen de Maduro.  Esto ha sido alimentado por las continuas referencias a que “todas las opciones están sobre la mesa” de Trump y sus halcones.

Muchos ven a los marines marchando hacia Miraflores; echando plomo y permitiendo a Guaidó ejercer su gobierno de transición; pero una y otra vez, los propios halcones han advertido que aún hay opciones no “militares” disponibles para tratar de quebrar el poder del pranato o Estado mafioso, antes de pasar a esa etapa. Además, como dijo el exembajador en Venezuela William Brownfield, hay otras opciones militares antes de plantearse una invasión que, según muchos, tendría un alto costo para los EE.UU. en tiempo, recursos e incluso vidas. Un costo que al final tendríamos que pagar.

“Clear and present danger”

Pero ¿es la Venezuela castrochavista un peligro real para los EE.UU.? Sin duda, aquí están todos los elementos que pueden constituir un peligro para esa nación. Sus más activos antagonistas están refugiados en nuestro territorio. Desde los rusos hasta los cubanos, pasando por organizaciones terroristas regionales (FARC, ELN)  y extraregionales (Hezbolá, Estado Islámico), sin olvidar iraníes y turcos.  El tema es si esa presencia es solo una molestia o llega a ser  un “Clear and present danger” para USA.  En esto no hay acuerdo. Y los antiamericanos se han cuidado de no hacer nada lo suficientemente gordo como para enfadar a los EE.UU.

Sin embargo, desde el plano geopolítico el tema cambia de dimensiones. Ya se ha hablado de la Doctrina Monroe: América para los americanos”. Pero también está la Doctrina Eisenhower que postulaba “asegurar y proteger la integridad territorial y la independencia política de las naciones que hayan solicitado ayuda contra la agresión armada manifiesta de cualquier nación controlada por el comunismo internacional”. Claro que se puede argumentar que esta doctrina fue central a la ya pasada Guerra Fría, pero  sin duda los actores más relevantes de esa guerra, que se creyó acabada con la caída del Muro de Berlín y “el fin de las ideologías”, han reaparecido en el caso venezolano. Y sobre la base de este par de doctrinas, una acción de fuerza por parte de los EE.UU. es probable.

¿Qué quieren ellos?

Las dos potencias extracontinentales, es decir, Rusia y China tienen intereses distintos; pues tienen estrategias antinortemaricanas distintas. China ha decidido enfrentar a los EE.UU. en el plano económico y quiere conquistar mercados en el área de influencia norteamericana, utilizando lo que pudiéramos llamar el “domping” político; un ejemplo, los préstamos blandos y sin control a países como Venezuela. Luego vendrá el cobro en dinero y sometimiento político.

Los rusos no tienen fuelle económico. A diferencia de China que ocupa el segundo puesto en entre las economías del mundo (EE.UU. el 1º) Rusia ocupa la posición 12, muy cerca de España y Australia en términos de PIB. Pero tiene apetencias imperiales. Para ellos actuar en Venezuela es mostrar un cierto poder en el área de influencia de los EE.UU. Como dice Frank Mora, director del Centro Latinoamericano y del Caribe Kimberly Green y exoficial del Pentágono con Barack Obama: “la política de Rusia es crear caos, generar incertidumbre… Y lo hace no sólo en América Latina, también lo está haciendo en otros lugares. Interrumpir, destruir, desmantelar las alianzas, las instituciones internacionales, los intereses de los EE.UU., sin entrar en un conflicto directamente con los EE.UU.”.

El caso colombiano

Pero también se envió al embajador venezolano en Colombia para hablar de cooperación militar. El presidente Duque le pidió “al presidente Guaidó y a la Asamblea Nacional que permita y facilite la captura de esos delincuentes” del Ejército de Liberación Nacional (ELN).  Esto es una reacción a varios documentos oficiales venezolanos obtenidos por la inteligencia colombiana en los cuales se evidencia el apoyo de Maduro al ELN. Entre ellos, uno firmado por el almirante en jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional (Ceofan), Remigio Ceballos, que explícitamente ordena -por indicaciones de Maduro- que no deben atacar al ELN por considerarlos “fuerzas aliadas a la revolución”. Los documentos también develan la entrega de explosivos y cientos de miles de dólares a las guerrillas colombianas.

Preocupa a Colombia que casi el 50 % del ELN está en Venezuela protegido por Maduro, y que desde allí lancen operaciones en su país.  Duque se propone no “permitir que la frontera se convierta en un santuario para el ELN”.

Guaidó no solo reconoció la presencia guerrillera en Venezuela sino que pidió a las FAN que “ejerza la soberanía de la Nación y luche contra esta ocupación irregular en nuestro territorio”.

Se han establecido 17 bases militares en la frontera colombo-venezolana del Táchira que se justifican diciendo que es para combatir grupos paramilitares y “las múltiples agresiones del narcogobierno de Iván Duque”, según Freddy Bernal. Pero cada vez es más claro que estas bases, como en el pasado el cierre de fronteras, tienen como finalidad fortalecer las guerrillas. Por lo que la frontera se puede calentar más.

Qué esperar

Las conversaciones con los EE.UU. y con Colombia no significan que se están dando los últimos detalles para una invasión, pero sí que los EE.UU. podría apoyar el control de la frontera colombovenezolana, dentro del Plan Colombia, y en general un programa de interdicciones de exportaciones ilícitas  que salen desde Venezuela, incluyendo el Caribe.  No solo hablamos de narcotráfico sino de oro, diamantes y otros metales preciosos y muy demandados, como el Coltán.  En esto no solo está la guerrilla colombiana sino otros socios del Pranato, como varios carteles nacionales (de los soles) e internacionales (Sinaloa, del Golfo), los militares, iraníes, Hezbolá, bandas criminales internacionales, entre otros.

Un programa de interdicciones sería un gran aporte para debilitar al régimen de Maduro.

 

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