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Carlos Guillermo Cárdenas: Tiempos de reflexión

La Semana Mayor siempre ofrece la oportunidad de pensar y reflexionar sobre el acontecer nacional, profesional y personal.  No para el pesimismo ni para la lamentación, que motivos los hay, sino para mirar el futuro con la amplitud y el optimismo que nos permitan el trabajo productivo y creador. No hay duda que el país abrumadoramente reclama un cambio de las políticas, fundamentalmente en el área económica, que nos han llevado al estado deplorable actual.

En este orden de ideas, cada venezolano debe llenarse de la más profunda convicción que la familia es la prioridad, a ella debemos dedicarle el mayor y más encomioso esfuerzo. La seguridad de las personas y de los bienes tiene un valor inconmensurable. Más allá de las normas que la misma sociedad acepta, el respeto a la Ley y los principios jurídicos deben guiar los pasos de todos y cada uno de los ciudadanos. La seguridad jurídica es la generadora de confianza y con esta el progreso.

La atención oportuna y eficiente a las más elementales y básicas necesidades del ser humano. La alimentación y la salud que la Carta Magna garantiza en el marco teórico a los venezolanos, han sufrido el mayor descalabro en la historia republicana. Para una inmensa mayoría, los alimentos y las medicinas no están a su alcance. Las estadísticas expresan que cerca del 75 % de la población sólo hace una ración diaria y muchas de las veces incompleta. La desnutrición infantil está alcanzando términos alarmantes. Esto lo percibimos los médicos con actividad clínico  hospitalaria. El capítulo de la alimentación de los niños y adolescentes requiere de la atención inmediata e impostergable, pues el daño al desarrollo y crecimiento puede significar un deterioro de la capacidad cognitiva y física para el desenvolvimiento en la vida adulta. El desarrollo económico y social de un país se apuntala en su juventud sana y saludable.

Le educación viene estrechamente de la mano con las necesidades básicas de la sociedad.  Al niño debemos garantizarle una educación que signifique preparación para el futuro. Que permita la independencia  en cuanto a capacidad y aptitud para afrontar la  vida adulta. Alemania de la postguerra atendió prioritariamente a la niñez, lo que se tradujo dos décadas más tarde en el país con el mayor estándar de vida en calidad. Ejemplo a seguir en estos tiempos de reflexión.

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